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La represalia de Irán contra Israel señala un cambio significativo en las dinámicas de poder en Medio Oriente

Jueves 25 Abril 2024 - 15:36
La represalia de Irán contra Israel señala un cambio significativo en las dinámicas de poder en Medio Oriente

Los ataques con misiles y drones de Irán contra objetivos militares israelíes el 13 de abril no fueron simplemente simbólicos; representaron un cambio significativo en el panorama geopolítico de Medio Oriente, desafiando supuestos antiguos sobre el equilibrio regional del poder.

Estos ataques vinieron en respuesta al bombardeo israelí del consulado de Irán en Damasco el 1 de abril, pero lograron más que solo una represalia limitada. Marcaron un cambio estratégico que ha dejado a Estados Unidos y a su cercano aliado Israel enfrentando una nueva realidad.

Durante décadas, la alianza entre Estados Unidos e Israel se basó en una clara ventaja cualitativa sobre Irán y otros adversarios regionales para mantener la supremacía militar. Sin embargo, la capacidad de Irán para atacar profundamente en territorio israelí con misiles y drones de precisión demuestra que esa superioridad se está erosionando.

El ataque iraní expuso vulnerabilidades en las capacidades defensivas de Israel, obligando a este último a depender en gran medida de los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses y de aliados para interceptar los proyectiles entrantes. Por primera vez, los israelíes alarmados buscaron refugio en refugios antiaéreos mientras el poder militar iraní caía desde los cielos.

La ruptura de la percepción de invencibilidad de Israel infligió un golpe psicológico que podría ser tan dañino como cualquier destrucción física. El mito de la superioridad intocable del ejército israelí ha servido como un poderoso elemento disuasorio en conflictos anteriores. Su debilitamiento podría disminuir la capacidad de Israel para dictar los términos de futuros enfrentamientos.

Lo importante es que las acciones de Irán fueron cuidadosamente calibradas para evitar cruzar las líneas rojas de Washington para la escalada. Al enmarcar su respuesta como legítima defensa propia contra ataques israelíes a intereses iraníes, Irán ha evitado provocar una mayor implicación de Estados Unidos en conflictos regionales, especialmente ahora que EE.UU. está reorientando su atención hacia la competencia de grandes potencias con Rusia y China.

Los funcionarios estadounidenses mostraron poco interés en unirse a Israel en hostilidades renovadas contra Irán, lo que resalta las limitaciones de las garantías de seguridad de Estados Unidos a sus aliados regionales. Para Arabia Saudita, los EAU y otros que confían en el paraguas de seguridad estadounidense, la demostración de fuerza de Irán plantea preguntas sobre la confiabilidad de la disuasión estadounidense.

Los ataques de Irán reflejan la última fase de su resistencia frente a las intensas presiones económicas de las sanciones estadounidenses. En lugar de ceder ante la campaña de "máxima presión" de Washington, Teherán ha duplicado sus esfuerzos, modernizando sus fuerzas de misiles y expandiendo su red de proxies regionales y aliados militantes para fortalecer su capacidad disuasoria.

A medida que la opinión pública estadounidense se vuelve contra el apoyo incondicional a Israel en medio de su actual campaña militar en Gaza, el panorama político en Washington también está cambiando, reduciendo el apetito por la escalada militar contra Irán.

Aunque ninguna de las partes busca una guerra total, Irán ha dejado claras sus líneas rojas convencionales: los ataques continuos de Israel a intereses iraníes se encontrarán con represalias directas en suelo israelí. Las reglas del juego están cambiando, alterando el equilibrio militar de la región de maneras aún por entender completamente.

A medida que estos acontecimientos continúan desarrollándose, una cosa está clara: Teherán ha hecho una declaración fuerte sobre su estatus emergente como una potencia militar significativa en Medio Oriente, una que Washington ya no puede restringir fácilmente mediante los medios tradicionales de coerción económica. El mensaje de Irán a aliados y adversarios es claro: ha llegado una nueva era de reajuste geopolítico.


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