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Shell abandona una importante planta de biocombustibles en un giro estratégico
Shell ha cancelado oficialmente los planes para construir una de las mayores instalaciones de biocombustibles de Europa en Róterdam, marcando un significativo retroceso en los combustibles renovables. La decisión refleja condiciones de mercado desafiantes y un cambio estratégico más amplio hacia inversiones en combustibles fósiles.
El gigante británico de la energía anunció el 2 de septiembre de 2025 que no reanudaría la construcción de la planta de biocombustibles de 820,000 toneladas al año en el Shell Energy and Chemicals Park Rotterdam. La instalación estaba destinada a producir combustible de aviación sostenible (SAF) y aceite vegetal hidrotratado a partir de materias primas derivadas de residuos. Inicialmente programada para comenzar a operar este año, el proyecto se suspendió temporalmente en julio de 2024.
Condiciones del mercado impulsan una reevaluación estratégica
“Tras una evaluación comercial y técnica exhaustiva para reevaluar la competitividad del proyecto, Shell ya no lo llevará adelante”, afirmó la empresa. Machteld de Haan, presidenta de downstream, renovables y soluciones energéticas de Shell, explicó que la dinámica del mercado y los costos de finalización hacían que la instalación fuera “insuficientemente competitiva para satisfacer las necesidades de los clientes de productos asequibles y bajos en carbono”.
Esta decisión se toma a pesar del mandato ReFuelEU Aviation de la Unión Europea, que exige que los aeropuertos de la UE utilicen al menos un 2% de SAF para 2025, aumentando al 6% para 2030 y al 20% para 2035. Sin embargo, persisten los desafíos estructurales en el mercado de biocombustibles, con precios de SAF más bajos en comparación con años recientes. Los analistas de la industria prevén un exceso de oferta global hasta que las obligaciones regulatorias aumenten significativamente la demanda en la década de 2030.
Shell ya ha reportado una depreciación de entre 600 millones y 1,000 millones de dólares relacionada con el proyecto de Róterdam. La instalación habría sido una de las mayores plantas de biocombustibles de Europa, sólo superada por la planta de Neste, con una capacidad de 1.4 millones de toneladas por año, también en Róterdam.
Retiro general de la industria
La decisión de Shell refleja los desafíos más amplios que enfrenta el sector de biocombustibles avanzados. Según Argus Media, la compañía ha “racionalizado su cartera de producción de renovables”, y la mayoría de sus operaciones en energías renovables registraron pérdidas en el segundo trimestre de 2025. Competidores como BP también han reducido inversiones en biocombustibles, suspendiendo proyectos en Alemania y Estados Unidos.
Este cambio ocurre mientras la demanda global de petróleo ha alcanzado niveles récord, superando los 102 millones de barriles por día en 2023, en comparación con aproximadamente 100.5 millones en 2019. Las previsiones más conservadoras sugieren que los récords anuales continuarán, con una demanda que superará los 105 millones de barriles diarios para 2029.
Giro estratégico hacia los combustibles fósiles
El abandono de la planta de Róterdam por parte de Shell está en línea con su realineación estratégica más amplia. En marzo de 2024, la compañía abandonó su objetivo de reducción de emisiones para 2035 y suavizó su objetivo de intensidad de carbono para 2030, reduciéndolo del 20% a un rango del 15-20%. La empresa ha enfatizado el gas natural licuado (GNL) como prioridad, con planes para aumentar su negocio de GNL entre un 20 y un 30% para 2030.
A pesar de este retroceso, Shell mantiene su posición como líder global en el comercio y suministro de biocombustibles, incluido SAF, con más de 10,000 millones de litros de combustibles bajos en carbono comercializados en 2024. Sin embargo, la cancelación del proyecto de Róterdam destaca los desafíos comerciales que enfrentan las iniciativas de combustibles renovables, incluso cuando las regulaciones buscan aumentar la demanda.
Los Países Bajos siguen siendo un centro clave para los esfuerzos de transición energética de Shell, con una inversión de 6,500 millones de euros en proyectos como la iniciativa de captura y almacenamiento de carbono Porthos y el desarrollo de hidrógeno renovable Holland Hydrogen 1.