Los Primeros 100 Días del Laborismo bajo Keir Starmer: Un Comienzo Desafiante para el Nuevo Primer Ministro

Londres, Reino Unido, a medida que Keir Starmer se prepara para marcar sus primeros 100 días en el cargo como Primer Ministro este sábado, el desempeño de su gobierno ha recibido críticas significativas, con muchos considerándolo el “peor comienzo en la memoria viva.” Una encuesta de YouGov del 8 de octubre revela que las calificaciones de aprobación de Starmer han alcanzado un mínimo histórico, con más del 60% de los británicos expresando descontento con su liderazgo.

Tim Bale, profesor de política en la Universidad Queen Mary de Londres, comentó: “Es fácilmente el peor comienzo para un gobierno en la memoria viva, y no es que el Laborismo fuera tan popular de todos modos.” Starmer lideró al Partido Laborista hacia una victoria decisiva el 4 de julio, asegurando una amplia mayoría en el Parlamento y poniendo fin a más de una década de gobierno conservador. Sin embargo, la participación fue decepcionante, rondando el 50%, marcando el nivel más bajo de participación electoral desde el sufragio universal.

El gobierno enfrenta crecientes desafíos, con el reciente escándalo de “regalos” dañando severamente la reputación del Laborismo. Se ha informado que Starmer ha aceptado regalos por un valor de más de £100,000 ($131,000) en los últimos cinco años, incluyendo costos de alojamiento, entradas para conciertos y ropa, convirtiéndolo en el mayor receptor de tales regalos entre los Miembros del Parlamento (MPs). La indignación pública ante estas revelaciones es palpable, especialmente mientras muchos ciudadanos lidian con una crisis del costo de la vida.

Los financiadores de Starmer incluyen a Lord Waheed Alli, un acaudalado par laborista, y entidades de la Premier League. Si bien aceptar donaciones es legal, la percepción es preocupante para un partido que tradicionalmente defiende la igualdad y la transparencia. Crecen las preocupaciones sobre el posible clientelismo, con críticos cuestionando la influencia de Alli en las decisiones gubernamentales y su acceso a Downing Street.

La canciller Rachel Reeves ha alimentado aún más el descontento al recortar los pagos de combustible invernal para aproximadamente 10 millones de pensionistas, privando a muchos ciudadanos mayores de un apoyo financiero crucial en medio del aumento de los costos de energía. Anand Menon, profesor de política europea y asuntos exteriores en el King’s College de Londres, observó: “Ha sido un comienzo bastante inestable. La sorpresa fue lo mal que lo han manejado.”

Menon enfatiza que el Laborismo ha luchado con las relaciones públicas, permitiendo que el escándalo de donaciones domine los titulares sin una respuesta coherente. “Lo que quieres es que el gobierno entre y cuente una historia sobre dónde estamos y a dónde nos llevan, y realmente traiga esa narrativa a casa. Durante los primeros meses en el gobierno, no ha habido una narrativa, y creo que por eso ha habido un vacío,” afirmó.

Reeves, quien aceptó una donación de £7,500 ($9,800) antes de las elecciones, se espera que presente el presupuesto del gobierno el 30 de octubre, que podría incluir aumentos de impuestos sobre ganancias de capital y herencias. Aunque el Laborismo ha prometido un aumento del 4% en la pensión estatal y se ha comprometido a cumplir su promesa electoral de agregar IVA a las tasas de las escuelas privadas, estos compromisos no han eclipsado las crecientes críticas.

Los esfuerzos por mitigar el impacto del escándalo han llevado a Starmer, Reeves y a la Viceprimer Ministro Angela Rayner a anunciar que ya no aceptarían ropa gratis. Steven Fielding, profesor de política en la Universidad de Nottingham, observó que el Partido Laborista ha “malinterpretado totalmente” las expectativas de los votantes británicos, quienes a menudo buscan beneficios inmediatos en lugar de promesas a largo plazo.

Mientras tanto, el gobierno ha estado navegando por aguas turbulentas más allá de los problemas económicos. Tras los disturbios raciales provocados por un trágico incidente de apuñalamiento en el norte de Inglaterra, Starmer enfrentó desafíos para abordar la seguridad pública y la cohesión social. Su administración ha sido acusada por críticos, incluido el diputado de extrema derecha Nigel Farage y el multimillonario Elon Musk, de supervisar una policía de “dos niveles,” sugiriendo sesgos en la aplicación de la ley contra grupos minoritarios.

En medio de los escándalos y desafíos, algunas de las promesas menos llamativas del Laborismo han pasado en gran medida desapercibidas. En septiembre, Starmer prometió un plan de 10 años para reformar el NHS, reconociendo la urgencia de abordar problemas persistentes como las largas listas de espera y la escasez de personal, que afectan la vida de innumerables británicos.

A medida que el Laborismo reflexiona sobre sus primeros 100 días, los expertos sugieren que el partido espera que las dificultades actuales sean olvidadas para el momento de las próximas elecciones. Fielding bromeó: “¿Puedes decirme cómo fueron los primeros 100 días del gobierno de Boris Johnson? Ciertamente no puedo.”

Con cuestiones críticas en el horizonte, incluyendo el próximo presupuesto y reformas del NHS, queda por ver si Starmer puede guiar a su gobierno hacia la estabilidad y recuperar la confianza pública en medio del escrutinio continuo.