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La Basílica de Yamoussoukro, un “orgullo” nacional en Costa de Marfil
Cuestionada en el momento de su construcción, la gran iglesia católica de la capital política marfileña —inspirada en San Pedro de Roma— se ha convertido hoy en un símbolo nacional que atrae a más de 300.000 visitantes cada año.
Criticada y a veces ridiculizada por su tamaño y costo, la Basílica de Nuestra Señora de la Paz de Yamoussoukro, erigida por el presidente Félix Houphouët-Boigny, es ahora motivo de orgullo. “Al principio la gente murmuraba, decían que era cara y demasiado grande”, recuerda Jude Khane, feligrés y vendedor de cuadernos de oración. “Pero el presidente nos convenció, y hoy es un emblema nacional que atrae a muchos visitantes.”
Houphouët-Boigny donó 130 hectáreas de sus propias plantaciones de coco para construir el templo “en agradecimiento al Señor”. Diseñada por el arquitecto marfileño-libanés Pierre Fakhoury, la basílica fue edificada entre 1986 y 1989 por 1.500 obreros y 36 empresas. Fue consagrada el 10 de septiembre de 1990 por el papa Juan Pablo II.
Con 158 metros de altura, 100.000 toneladas de hormigón y 7.367 metros cuadrados de vitrales, la basílica impresiona por su monumentalidad. Su enorme cúpula, el mármol del suelo y sus 84 columnas simbolizan la hospitalidad marfileña —“es nuestra Torre Eiffel”, comenta un visitante.
Lo que alguna vez fue criticado como un despilfarro se percibe hoy como un símbolo de fe, unidad y orgullo nacional. “Ya no es solo un lugar de culto, sino una parte esencial de nuestra identidad”, resume Anne-Brigitte Acakpo, guía del santuario.