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Juventud marroquí: entre sueños y dura realidad ante el aumento del desempleo
La joven generación de Marruecos se enfrenta a una brecha cada vez mayor entre la promesa y la realidad, con un alto desempleo, protecciones sociales frágiles y una exposición creciente a la adicción, el crimen y la migración peligrosa, según una nueva evaluación de la Liga Marroquí por los Derechos Humanos (LMDDH). Basado en datos oficiales recientes y publicado en torno al Día Internacional de la Juventud, el informe sostiene que el desarrollo sostenible dependerá de inversiones rápidas y coordinadas en oportunidades y bienestar juvenil.
Un activo demográfico bajo presión
Los marroquíes de 15 a 34 años representan más de un tercio de la población, pero sus perspectivas se estrechan a medida que la creación de empleo se rezaga y la representación política se reduce. La LMDDH destaca un desajuste persistente entre los resultados educativos y las necesidades del mercado laboral, lo que empuja a muchos al trabajo informal e inseguro y a otros a buscar ingresos mediante vías arriesgadas.
Desempleo y presión del sector informal
El desempleo juvenil sigue siendo agudo. Aunque la tasa general de desempleo de Marruecos fue del 12,8% en el segundo trimestre de 2025, las tasas para los jóvenes de 15 a 24 años oscilaron entre el 35,8% y el 36,7% en los últimos meses. Los universitarios no han quedado al margen, con el desempleo entre titulados acercándose al 40% en algunas regiones a mediados de año. La brecha estructural del mercado laboral es evidente: se necesitan alrededor de 240.000 empleos anuales, mientras que unos 350.000 jóvenes se incorporan cada año. Dos tercios de los jóvenes ocupados trabajan en la economía informal, generalmente sin protección social ni condiciones decentes.
Erosión de la participación política
La participación de los jóvenes en la política electoral ha disminuido. El análisis de la LMDDH muestra que la proporción de jóvenes en los padrones cayó del 30% en 2011 al 20% en marzo de 2024. El informe describe una barrera estructural que limita la integración juvenil en las instituciones representativas y señala una caída de su presencia en los órganos electos respecto a ciclos anteriores.
Brechas del sistema educativo
Pese a avances moderados en las tasas nacionales de abandono escolar, el sistema educativo tiene dificultades para dotar a los estudiantes de competencias ajustadas al mercado. Las zonas rurales soportan la mayor carga, con tasas de abandono entre jóvenes de 15 a 17 años que siguen siendo elevadas. El hacinamiento afecta a una parte significativa de los institutos, con decenas de miles de aulas superando los 41 alumnos, lo que deteriora la calidad de aprendizaje. En la educación superior, los programas de acceso abierto están congestionados, la infraestructura está tensionada y la financiación para investigación es limitada. Muchos itinerarios universitarios aún no se alinean con la demanda empresarial. La formación profesional se identifica como una palanca clave, pero requiere mayor cobertura, especialidades más pertinentes y alianzas más profundas con el sector privado.
Déficits en salud mental
Los servicios de salud mental son insuficientes para la magnitud de la necesidad. El número de psiquiatras del sector público está muy por debajo de las referencias internacionales, y el informe señala un aumento de los suicidios entre jóvenes, aunque las estadísticas específicas siguen incompletas. La LMDDH pide intervención temprana, más apoyo psicológico e integración reforzada de servicios.
Presiones de adicciones, migración y crimen
Los patrones de consumo de drogas entre jóvenes están cambiando en sentido preocupante, con una experimentación con hachís extendida y un aumento documentado del uso indebido de fármacos entre menores. El consumo de tabaco se mantiene alto, incluso entre menores, y los riesgos de ludopatía son significativos. Los intentos de migración irregular aumentaron en 2024, y las muertes o desapariciones en el mar —predominantemente entre menores de 30 años— subrayan la desesperación que alimenta la “harraga”. Los jóvenes también están sobrerrepresentados en las estadísticas de criminalidad y encarcelamiento, reflejando tensiones socioeconómicas más profundas. Los espacios en línea muestran un endurecimiento de actitudes, con encuestas que indican una mayor hostilidad hacia migrantes del África subsahariana.
Hoja de ruta de políticas
La LMDDH recomienda una respuesta integral: un plan nacional para reducir el abandono escolar; actualización de planes de estudio universitarios vinculados a la demanda del mercado; un “Programa de Migración Segura” con visados estacionales; centros de integración temprana para apoyo psicológico y social; y un observatorio nacional para monitorear tendencias juveniles y criminalidad. El informe subraya que el progreso real exigirá voluntad política firme, coordinación interministerial e inclusión genuina de los jóvenes en el diseño de las políticas que afectan sus vidas.