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El matrimonio infantil disminuye en Marruecos, pero persiste en las regiones rurales
El matrimonio infantil en Marruecos ha disminuido significativamente en los últimos años, con el Ministerio de Justicia informando una reducción en los contratos matrimoniales que involucran a menores, de 26,298 en 2017 a 8,955 en 2024. Este progreso se debe en gran medida a las reformas que elevaron la edad legal para contraer matrimonio a los 18 años, junto con campañas de concienciación dirigidas a familias y sistemas judiciales. Sin embargo, a pesar de estas cifras alentadoras, el matrimonio infantil sigue profundamente arraigado en las comunidades rurales y marginadas, donde la pobreza y las oportunidades limitadas impulsan esta práctica.
Una realidad rural marcada por la precariedad
Para muchas familias en el campo marroquí, casar a sus hijas no es tanto una tradición cultural como una respuesta a la supervivencia económica. El ministro de Justicia, Abdellatif Ouahbi, reveló que la mayoría de las solicitudes de matrimonio infantil provienen de zonas rurales, donde la pobreza, la falta de infraestructura y el acceso limitado a la educación convergen. De hecho, los tribunales rurales registraron más de 11,000 solicitudes el año pasado, casi tres veces más que los tribunales urbanos.
Reformas legales ensombrecidas por desafíos persistentes
La reforma del código de familia de Marruecos estableció la edad legal para casarse en los 18 años, permitiendo excepciones a los 17 solo bajo estricta supervisión judicial. Sin embargo, los jueces a menudo enfrentan presiones para aprobar uniones de menores, lo que socava el propósito de la ley. Laila Amharou, defensora de los derechos de los niños, destacó que la legislación por sí sola no puede abordar las causas del matrimonio infantil. La fragilidad económica, la infraestructura inadecuada y la falta de escuelas y formación profesional siguen llevando a las familias a considerar el matrimonio temprano como una solución percibida a sus problemas. Amharou describió la ley como “un texto rígido difícil de enfrentar frente a la dura realidad.”
Un problema sistémico más allá de las prácticas culturales
El matrimonio infantil en las zonas rurales de Marruecos no es solo una cuestión cultural, sino un reflejo de desigualdades sistémicas vinculadas a la pobreza y al abandono estatal del desarrollo rural. Las niñas de regiones remotas se ven desproporcionadamente afectadas, obligadas a abandonar la escuela, afrontar embarazos precoces y quedar atrapadas en ciclos de pobreza. Sin inversiones sustanciales en educación, becas, formación profesional e infraestructura comunitaria segura, las reformas corren el riesgo de convertirse en gestos meramente simbólicos.
La persistencia del matrimonio infantil subraya la necesidad urgente de un cambio estructural. Hasta que el estado aborde las profundas disparidades económicas y sociales entre las áreas rurales y urbanas, el progreso de Marruecos seguirá siendo desigual, dejando a miles de niñas vulnerables a uniones prematuras que les niegan sus derechos y oportunidades para un futuro mejor.