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Actividades extracurriculares: un recurso poco aprovechado en la educación marroquí

15:20
con un bolígrafo: Sahili Aya
Actividades extracurriculares: un recurso poco aprovechado en la educación marroquí

Casablanca, 8 de noviembre de 2025 — Solo el 25% de los estudiantes marroquíes participan en actividades extracurriculares (AE), según la hoja de ruta 2022–2026 del Ministerio de Educación Nacional. Esta cifra refleja una escasa sensibilización sobre su importancia, tanto entre los alumnos como entre los padres, ya se trate de programas dentro del marco escolar o de actividades externas.

Según Hanaa Ejjennane, psicomotricista en Casablanca, las actividades extracurriculares abarcan todas las prácticas educativas, artísticas, deportivas o culturales que se desarrollan fuera del horario escolar. “Complementan la enseñanza académica y contribuyen al desarrollo integral del niño —intelectual, emocional, social, físico y moral—”, explica.

Un impulso para el desarrollo personal

Las AE permiten a los niños explorar sus intereses, descubrir sus talentos y fortalecer la confianza en sí mismos. Fomentan la autonomía, la iniciativa, la gestión del tiempo y el sentido de la responsabilidad. “En estos espacios más libres que el aula, el niño aprende a probar, equivocarse, corregir y decidir por sí mismo”, comenta Ejjennane. “También promueven el aprendizaje emocional, ayudando a gestionar las emociones y a adaptarse a distintos contextos sociales.”

Socialización y estimulación intelectual

Las actividades extracurriculares desempeñan además un papel clave en la socialización. “El niño aprende a cooperar, comunicarse, respetar las reglas y aceptar las diferencias”, señala la especialista. Algunas actividades —como los clubes de lectura, ciencias o música— estimulan la creatividad, la curiosidad intelectual y el pensamiento crítico, con un impacto directo en el rendimiento escolar.

Salud física y equilibrio de vida

Desde el punto de vista físico, las AE favorecen un crecimiento armónico y una mejor coordinación motriz. Contribuyen a la salud general, al control del estrés y a la reducción del tiempo frente a las pantallas. “Ayudan a instaurar hábitos saludables desde la infancia”, añade Ejjennane.

¿Cómo elegir la actividad adecuada?

La elección depende de varios factores: gustos, personalidad, edad y condiciones familiares. Ejjennane recomienda observar al niño: “¿Qué le gusta hacer espontáneamente? ¿Es activo o tranquilo? ¿Prefiere actividades en grupo o individuales?”.
Sugiere talleres de ciencia o robótica para los curiosos, arte o música para los creativos y deportes para los más activos. “Una o dos sesiones por semana son suficientes, especialmente para los más pequeños”, concluye.

Un potencial aún poco explotado en las escuelas

Amal Sebbar Alaoui, profesora del sector público, señala que cada inicio de curso genera debate sobre el mantenimiento de las AE en los centros educativos. Se crean clubes de lectura, deporte, cultura, teatro y medio ambiente, coordinados por docentes. “Observamos mejoras notables en la conducta y la motivación de los alumnos que participan, aunque siguen siendo pocos”, lamenta.

Según Alaoui, estas actividades favorecen la motivación, la productividad escolar y un clima educativo positivo, ofreciendo al alumno espacios de expresión y creatividad más allá del aula.



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