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EE.UU. despliega bombarderos estratégicos B-2 en una operación sin precedentes en Yemen
En una significativa escalada de operaciones militares, Estados Unidos realizó ataques de precisión contra objetivos hutíes en Yemen el jueves por la mañana, marcando el primer despliegue de bombarderos furtivos B-2 en la campaña en curso contra el grupo apoyado por Irán.
La operación, que tuvo como objetivo cinco instalaciones subterráneas de almacenamiento de armas, representa un cambio sustancial en el enfoque táctico. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, enfatizó la importancia estratégica de la misión, declarando: "Esta fue una demostración única de la capacidad de Estados Unidos para atacar instalaciones que nuestros adversarios intentan mantener fuera de alcance, sin importar cuán profundamente enterradas, reforzadas o fortificadas estén".
El uso de los bombarderos B-2 Spirit - aeronaves avanzadas con una capacidad de carga significativamente mayor que los aviones de combate utilizados previamente en la región - señala una intensificación del involucramiento militar de EE.UU. Estas plataformas sofisticadas poseen capacidades muy superiores a las de los aviones convencionales empleados en operaciones anteriores contra posiciones hutíes.
Informes locales del canal de noticias satelitales al-Masirah de los hutíes confirmaron ataques alrededor de Saná, la capital de Yemen, que ha estado bajo control hutí desde 2014. Se informaron ataques adicionales cerca del bastión hutí de Saada, aunque los detalles inmediatos sobre víctimas o daños permanecen poco claros.
La acción militar se produce en medio de los continuos ataques hutíes a buques en el corredor del Mar Rojo, acciones que el grupo afirma estar vinculadas al conflicto entre Israel y Hamás en Gaza. La magnitud y el momento de la operación también sirven como un mensaje implícito a Irán, el principal apoyo de los hutíes, que ha lanzado dos ataques con misiles balísticos contra Israel en el último año.
El Comando Central del ejército de EE.UU. aún no ha proporcionado una evaluación exhaustiva del impacto de la operación, dejando preguntas sobre su efectividad sin respuesta. Este desarrollo marca un momento crucial en el enfoque estratégico de EE.UU. hacia los desafíos de seguridad regional en el Medio Oriente.