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Ultimátum del Ministro: Terminar la Huelga o Arriesgar la Ruina Académica
En una proclamación resonante que atraviesa los corredores médicos de Marruecos, el Ministro de Educación Superior, Abdellatif Miraoui, ha emitido un duro ultimátum a los estudiantes de medicina y odontología en huelga: retomar las clases antes de fin de mes o enfrentar la sombría perspectiva de un año académico perdido.
Dirigiéndose al Comité Parlamentario de Educación, Asuntos Culturales y Sociales, la voz de Miraoui llevaba el peso de una inminente catástrofe académica. "Detengan la huelga, vuelvan a las clases y luego podremos dialogar", instó, extendiendo una rama de olivo condicionada a la cesación de la protesta de tres meses de duración.
Con el tiempo agotándose, Miraoui subrayó la responsabilidad de los estudiantes de salvar el año académico, proponiendo una posible reprogramación de los exámenes del primer semestre para julio. Su llamado resonó en todo el país, amplificado por las voces unificadas de funcionarios electos, diputados, profesores, partidos políticos, sindicatos, padres, ONG y asociaciones, un coro resonante que suplicaba el regreso de los estudiantes.
"Imploro a los estudiantes en huelga que actúen con prudencia antes de que sea demasiado tarde, ya que su destino y futuro dependen de ello", advirtió Miraoui, insinuando la amenazante posibilidad de un año en blanco.
El ultimátum del ministro, lanzado antes de finales de abril, marca un momento crítico. Más allá de esta fecha límite, advirtió, el rescate del año académico se vuelve cada vez más improbable.
La frustración de Miraoui se extendió a los "perturbadores", individuos cuyos motivos, ya sea envueltos en secreto o impulsados por agendas políticas, los llevan a obstaculizar a los estudiantes en busca de una solución para poner fin a la huelga y continuar con sus exámenes. "Cesen las provocaciones", imploró, buscando despejar el camino hacia la resolución.
En el corazón del desacuerdo yace la reforma de la educación médica, un tema polémico que ha alimentado las protestas de los estudiantes por la reducción de su plan de estudios de siete a seis años. Sin embargo, tanto Miraoui como su homólogo en el Ministerio de Salud, Khalid Aït Taleb, han desestimado estas preocupaciones como "totalmente infundadas", afirmando que las reformas sirven a los mejores intereses de la nación.
Durante la sesión del comité, miembros de la Cámara de Consejeros rogaron a Miraoui que retirara las medidas disciplinarias contra los coordinadores de la huelga, fomentando un ambiente propicio para el diálogo y la resolución de crisis. Firme en su postura, el ministro reiteró su pedido a los estudiantes para que detuvieran la huelga, prometiendo abordar todas las quejas una vez que se reanuden las clases.
A medida que se acerca la fecha límite, las palabras de Miraoui llevan un peso profundo: "Después de finales de abril, la situación ingresará en un territorio peligroso que podría resultar en un año en blanco." Un llamado claro a la moderación, la racionalidad y al cese de obstaculizar a los compañeros en sus aspiraciones académicas.
Con el compromiso del ministro de resolver todos los problemas persistentes que enfrentan los estudiantes de medicina, y su garantía de que las reformas sirven a sus mejores intereses, la responsabilidad ahora recae en los estudiantes en huelga. ¿Atenderán el ultimátum o arriesgarán el colapso de sus aspiraciones académicas? El futuro de la educación médica de una generación pende precariamente en la balanza.