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Una nueva oportunidad para salvar al planeta del plástico

18:00
Una nueva oportunidad para salvar al planeta del plástico
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Desde los océanos hasta el cuerpo humano, el plástico ha invadido todos los rincones del planeta. Pero un punto de inflexión podría estar cerca, ya que representantes de casi 180 países se reúnen del 30 de julio al 14 de agosto en Ginebra en unas negociaciones cruciales lideradas por la ONU para redactar el primer tratado global contra la contaminación plástica.

Esta sesión especial, conocida como CIN5-2, se convocó tras el fracaso de las conversaciones en diciembre en Busan, Corea del Sur, donde algunos países productores de petróleo bloquearon cualquier avance. Este nuevo intento se considera clave para superar las tensiones geopolíticas y lograr un acuerdo vinculante.

Las cifras son alarmantes. Según la OCDE, el consumo mundial de plástico podría triplicarse para 2060 si no se actúa. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que los residuos plásticos aumentarán un 50% para 2040. Hoy se producen 460 millones de toneladas de plástico cada año, la mitad de un solo uso, y menos del 10% se recicla. Estudios recientes revelan que los microplásticos han llegado incluso a los órganos humanos.

Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, se mostró moderadamente optimista: “Es posible salir de Ginebra con un tratado.” El diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, que preside las negociaciones, presentó un borrador con más de 300 puntos de desacuerdo.

Uno de los temas más conflictivos es la posible inclusión de un límite a la producción de plásticos nuevos. Países como Arabia Saudita, Irán y Rusia se oponen tajantemente. También genera debate la propuesta de prohibir productos químicos peligrosos como los PFAS, los disruptores endocrinos o los bisfenoles.

Bjorn Beeler, del grupo IPEN, advirtió que podría surgir un “tratado esqueleto, sin financiación, sin fuerza ni alma”. Muchos países en desarrollo están implicados: algunos producen plástico y temen consecuencias económicas, mientras otros sufren directamente la contaminación y exigen responsabilidades.

En junio, 96 países—incluidos los de la Unión Europea, México, Senegal y pequeños Estados insulares—pidieron un tratado ambicioso con objetivos claros de reducción de producción y consumo. Greenpeace y otras organizaciones piden a los gobiernos que no cedan a la presión de los lobbies industriales y prioricen la salud pública.

Las negociaciones de Ginebra podrían marcar un antes y un después en la lucha global contra el plástico—o convertirse en una oportunidad perdida más.



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