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Reimaginando la Geoestrategia: Explorando la Nueva Frontera del Atlántico Africano
Durante siglos, el Océano Atlántico ha representado desafíos para los africanos, sirviendo como conducto para invasores, colonizadores, traficantes de esclavos y empresas criminales que explotaron su vasta extensión. Sin embargo, está surgiendo una nueva perspectiva, vislumbrando el Atlántico como una frontera de oportunidades, un reino de posibilidades ilimitadas para la prosperidad compartida y el crecimiento.
El 6 de noviembre de 2023, el Rey Mohamed VI de Marruecos emitió un llamado a los africanos, instándolos "a transformar la costa atlántica en un área de comunicación humana, integración económica y visibilidad continental e internacional". Esta visión resuena con más de 20 naciones africanas, unidas bajo el Proceso de Estados Atlánticos Africanos (PEAA), cuyos funcionarios se han reunido regularmente desde 2022 para sentar las bases de este esfuerzo colaborativo.
Los objetivos estratégicos que sustentan esta visión son pilares de la prosperidad compartida prevista. Desarrollar una economía azul sostenible, establecer conexiones sólidas de infraestructura logística y energética, impulsar la interconectividad del comercio y las cadenas de suministro, fomentar la colaboración en investigación entre universidades, facilitar el libre flujo de bienes y personas, y mejorar las iniciativas compartidas entre el sector privado y la sociedad civil son objetivos primordiales.
Proteger los ecosistemas marinos de la contaminación, la sobrepesca y la perforación insostenible, así como asegurar las fronteras y costas compartidas contra el crimen organizado y las amenazas transfronterizas, son requisitos cruciales para crear un entorno propicio para el crecimiento y la prosperidad compartidos.
En el corazón de esta iniciativa yace el ambicioso proyecto de gasoducto multimillonario desde Nigeria hasta Marruecos, que atraviesa 14 países de África Occidental. Esta conectividad energética no solo garantizará un suministro de energía constante, sino que también catalizará el crecimiento de ecosistemas de servicios, experiencia técnica y oportunidades laborales a lo largo del trayecto del gasoducto.
Una red de puertos y estaciones logísticas que se extienden más de 8.000 millas náuticas desde Ciudad del Cabo hasta Tánger, abarcando ciudades como Luanda, Libreville, Accra, Abiyán, Freetown, Dakar, Nouadhibou, Dajla y Casablanca, facilitará el movimiento fluido de mercancías, impulsando las economías locales, especialmente para las pequeñas naciones de África Occidental.
Más allá de la logística comercial y energética, las iniciativas colaborativas destinadas a promover la pesca costera sostenible y el ecoturismo en bahías, lagunas y a lo largo de las costas ayudarán a sostener comunidades y crear oportunidades de empleo muy necesarias, especialmente en regiones empobrecidas a lo largo de la costa atlántica africana. Países como Marruecos, Sudáfrica, Senegal y Costa de Marfil podrían aprovechar su experiencia para promover prácticas de pesca sostenible, desarrollar el turismo liderado por la comunidad y organizar eventos culturales, allanando el camino para que otros sigan.
Una África Atlántica integrada también depende de abordar los desafíos de seguridad de manera colectiva. El narcotráfico, el crimen transfronterizo, la trata de personas y el terrorismo representan amenazas interconectadas que exigen cooperación, intercambio de información y acción conjunta, respaldadas por asistencia en inteligencia, equipos y capacitación de países no africanos.
Es crucial que la Visión de la Iniciativa Atlántica asegure que los países sin litoral y no costeros como Botsuana, Burkina Faso, Chad, República Centroafricana, Lesoto, Malí, Níger, Sudán del Sur, Uganda, Zimbabue y Zambia no se queden atrás. Carreteras dedicadas y facilidades logísticas, en cooperación con naciones costeras como Marruecos, Mauritania y Senegal, podrían brindar a estos países acceso a puertos, permitiéndoles diversificar sus economías y aprovechar oportunidades comerciales e de inversión anteriormente limitadas a los estados costeros.
Una África Atlántica integrada puede parecer una visión ambiciosa, pero es alcanzable, siempre que exista una voluntad compartida y un liderazgo efectivo para impulsar proyectos integradores a gran escala, como el gasoducto Nigeria-Marruecos. Los africanos deben abrazar la creencia de que la prosperidad compartida está a su alcance, siempre que cambien su percepción del Atlántico, de ser una fuente de adversidad a ser una frontera de posibilidades ilimitadas.