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Marruecos refuerza el control del trigo para garantizar el acceso al pan
El gobierno marroquí ha puesto en marcha un nuevo marco regulatorio sobre el suministro y la comercialización de la harina subvencionada, publicado en el Boletín Oficial el 2 de octubre de 2025. Su objetivo es estabilizar el precio del pan, asegurar el abastecimiento de trigo blando y controlar la cadena de valor desde el campo hasta el punto de venta.
El dispositivo, establecido mediante un decreto conjunto de los ministerios del Interior, Agricultura y Presupuesto, se aplicará durante toda la campaña 2025–2026. Este refuerza la gestión del sector a través de cinco ejes:
- Licitaciones supervisadas por la Oficina Nacional Interprofesional de Cereales y Leguminosas (ONICL),
- Tope de precios,
- Control técnico de la molienda,
- Subvenciones logísticas, y
- Trazabilidad reforzada.
ONICL, operador central del sistema
La ONICL será el operador principal del nuevo dispositivo y se encargará de las licitaciones de compra de trigo blando destinado a la harina subvencionada. Estas licitaciones estarán reservadas a comerciantes y cooperativas agrícolas registradas.
El precio de venta del trigo blando a los molinos se fija en 258,80 dirhams por quintal, ajustable según la calidad del producto. Este precio incluye los costes logísticos y un margen fijo de 2 dirhams. El Estado compensa la diferencia entre este coste y el precio de venta al consumidor mediante subvenciones gestionadas por la ONICL.
Precios limitados y harina estandarizada
Dos tipos de harina están afectados:
- “Harina nacional” (tasa de extracción del 81%)
- “Harina especial” (tasa del 74%)
Las márgenes de molienda están limitadas a 31,25 dirhams para la nacional y 31,61 dirhams para la especial. Los sacos deben tener 50 kg netos, una banda verde de 10 cm y el precio claramente visible, excepto en las provincias del sur, donde rige un precio preferencial.
El precio máximo al público para la harina nacional es de 200 dirhams por quintal, con un precio de salida de fábrica de 182 dirhams. En las provincias del sur, el precio baja a 100 dirhams, con una compensación total de los costes logísticos por parte del Estado.
Para evitar desvíos y fraudes, se implementa un sistema de trazabilidad: cada saco estará numerado y sellado, garantizando el seguimiento de la producción, el envasado y la distribución.
Este nuevo marco marca un punto de inflexión en la política del trigo blando de Marruecos, que busca equilibrar la accesibilidad del pan, la soberanía alimentaria y la transparencia de los circuitos comerciales.