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Devastación en Valencia: El número de muertos por las inundaciones en España asciende a 205
CHIVA, España — A raíz de inundaciones repentinas sin precedentes que han reclamado al menos 205 vidas en toda España, el shock inicial está dando paso a un profundo sentimiento de rabia, frustración y solidaridad entre las comunidades afectadas. La mayoría de las víctimas, 202, se reportaron en Valencia, donde las secuelas de la tormenta se asemejan a la devastación dejada por un tsunami.
Mientras los servicios de emergencia continúan evaluando los daños, muchas calles siguen siendo intransitables, llenas de vehículos abandonados y escombros, atrapando efectivamente a los residentes en sus hogares. Servicios esenciales como electricidad, agua potable y comunicación fiable siguen interrumpidos en varias áreas.
"La situación es increíble. Es un desastre y hay muy poca ayuda", lamentó Emilio Cuartero, un residente de Masanasa, un pueblo en las afueras de Valencia. "Necesitamos maquinaria, grúas, para que se pueda acceder a los lugares. Necesitamos mucha ayuda. Y pan y agua".
En Chiva, los residentes trabajan incansablemente para despejar las calles llenas de barro, habiendo experimentado más lluvia en un solo día que en los 20 meses anteriores juntos. La alcaldesa, Amparo Fort, describió la destrucción, afirmando: “Se han desaparecido casas enteras; no sabemos si había gente dentro o no”.
Los esfuerzos de búsqueda continúan para quienes aún están desaparecidos, con muchos temidos atrapados en vehículos sumergidos o garajes inundados. "He estado allí toda mi vida, todos mis recuerdos están allí... y ahora en una noche se ha ido todo", compartió Juan Vicente Pérez, un residente de Chiva que perdió su hogar. "Si hubiéramos esperado cinco minutos más, no estaríamos aquí en este mundo".
Imágenes satelitales del antes y después ilustran de manera impactante la magnitud del desastre, transformando la vibrante ciudad mediterránea en un paisaje de aguas fangosas. La carretera V-33, una ruta antes bulliciosa, ahora está enterrada bajo una gruesa capa de barro.
Frente a la tragedia, las comunidades locales se han unido. Residentes de pueblos como Paiporta, donde se perdieron al menos 62 vidas, han atravesado el barro para entregar suministros a Valencia, mientras que vecinos de áreas no afectadas traen artículos esenciales para ayudar en la limpieza. Las autoridades han instado a los voluntarios a abstenerse de conducir hacia las áreas afectadas para evitar obstruir los servicios de emergencia.
Organizaciones como la Cruz Roja y los consejos locales se están movilizando para distribuir alimentos y suministros. Sin embargo, con más tormentas pronosticadas, la situación sigue siendo precaria. La agencia meteorológica española ha emitido alertas por lluvias intensas en Tarragona, Cataluña y partes de las Islas Baleares.
Los sobrevivientes y voluntarios están comprometidos en la monumental tarea de limpiar el barro persistente. Mientras que la electricidad se ha restaurado a aproximadamente el 85% de los 155,000 clientes afectados, muchos residentes aún carecen de acceso a necesidades básicas. "Hay muchas personas mayores que no tienen medicina. Hay niños que no tienen comida. No tenemos leche, no tenemos agua", dijo un residente de Alfafar, uno de los pueblos más afectados, a la televisión estatal. "Nadie vino ni siquiera a avisarnos el primer día".
Juan Ramón Adsuara, el alcalde de Alfafar, expresó la urgente necesidad de asistencia, afirmando: "Hay personas viviendo con cadáveres en casa. Es muy triste. Nos estamos organizando, pero nos estamos quedando sin todo".
Las aguas de la inundación transformaron calles estrechas en torrentes mortales, devastando hogares y negocios. En el caos, se han producido robos, lo que ha llevado a la detención de 50 individuos.
Las redes sociales se han convertido en una herramienta vital para los afectados, con publicaciones circulando sobre personas desaparecidas e iniciativas como Suport Mutu, que conecta a quienes necesitan ayuda con quienes la ofrecen. Se están organizando esfuerzos de recaudación de fondos y colecciones de bienes esenciales en todo el país.
La costa mediterránea de España está acostumbrada a las tormentas de otoño, pero este diluvio destaca como uno de los más severos en la historia reciente. Los científicos atribuyen la mayor frecuencia e intensidad de tales tormentas al cambio climático, que también ha contribuido a las condiciones de sequía prolongada en la región.
Un análisis reciente de World Weather Attribution indica que el cambio climático inducido por el ser humano ha duplicado la probabilidad de tormentas como la que azotó Valencia. La región ha soportado casi dos años de sequía, agravando las inundaciones ya que el suelo seco luchó por absorber el súbito diluvio.
A medida que la comunidad lidia con las secuelas de este desastre, la resiliencia y solidaridad de la gente brillan, ofreciendo un destello de esperanza en medio de la devastación.
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