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España rechaza el objetivo de gasto en defensa del 5 por ciento de la OTAN
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha rechazado con firmeza el plan de la OTAN que pretende que los países aliados destinen un 5% de su PIB al gasto en defensa para el año 2032. En una carta enviada al secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, Sánchez afirma que alcanzar esa cifra no solo sería “irrazonable” para España, sino también “contraproducente”.
La cumbre de la OTAN que se celebrará la próxima semana prevé fijar este nuevo objetivo, que se divide entre un 3,5% en gasto militar directo y un 1,5% en inversiones vinculadas al sector. Sánchez advierte que alcanzar este nivel implicaría subir los impuestos a la clase media, recortar servicios públicos y beneficios sociales, y limitar el compromiso del país con la transición ecológica y la cooperación internacional.
Con un tono inusualmente rotundo, Sánchez subraya que “cada gobierno tiene el derecho legítimo de decidir si está dispuesto a asumir esos sacrificios”, y que España, como país soberano, opta por no hacerlo. En su lugar, propone un enfoque más equilibrado, fijando como meta un gasto del 2,1% del PIB, apenas una décima por encima del compromiso actual, para modernizar las Fuerzas Armadas sin desatender otros desafíos sociales, económicos y medioambientales.
Sánchez sostiene también que mantener un gasto más moderado sería beneficioso para la propia OTAN, ya que una subida brusca del presupuesto militar dificultaría los esfuerzos de la Unión Europea por reforzar su sistema de seguridad. Un incremento hasta el 5%, según el presidente, pondría en riesgo la interoperabilidad, el sistema de adquisiciones y la base industrial europea.
Además, advierte de dos consecuencias negativas: por un lado, España se vería obligada a adquirir material fuera de Europa, agravando los problemas de interoperabilidad y desviando recursos a proveedores no europeos; y por otro, se frenaría el crecimiento económico debido al aumento de la deuda, la presión inflacionaria y la caída de la inversión en sectores clave como la educación, la sanidad o la tecnología digital.
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