-
15:15
-
15:00
-
14:00
-
13:45
-
13:30
-
10:20
-
09:50
-
09:20
-
08:50
Síguenos en Facebook
Vacaciones en Marruecos: demasiado caras para muchos marroquíes
Pasar las vacaciones en Marruecos se está convirtiendo en un lujo que muchos marroquíes ya no pueden permitirse. Lo que antes era una época para relajarse y viajar—en familia, en pareja o con amigos—ahora resulta económicamente inalcanzable, incluso para los marroquíes residentes en el extranjero. Este año, una vez más, muchos han optado por destinos europeos, debido al aumento desmesurado de los precios de los vuelos hacia y desde Marruecos.
Cada vez más viajeros aseguran que alojarse en un hotel limpio y cómodo en España o Portugal cuesta menos, o lo mismo, que pasar una noche en Agadir, Marrakech o Tánger, donde los precios suelen superar los 1.200 o incluso 1.500 dirhams, sin que la calidad esté siempre garantizada.
Durante la temporada alta, especialmente en verano, la clase media marroquí se ve excluida del turismo interno. Y no es sólo el alojamiento el problema. “Cada año recibimos quejas de consumidores sorprendidos por el aumento excesivo de precios en sectores como la hostelería, el transporte, la restauración o el ocio”, explica Ouadie Madih, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones del Consumidor (FNAC).
Una paradoja preocupante
Para Madih, esta “fuga turística” representa una pérdida económica significativa para el país. “Marruecos tiene un patrimonio natural, cultural y costero de gran valor. No facilitar el acceso al turismo para los propios ciudadanos es un error estratégico”, afirma.
FNAC lamenta no tener un marco legal que le permita actuar más allá de la concienciación. “El sector está completamente liberalizado. Cada establecimiento fija sus propios precios. Algunos ofrecen tarifas especiales para nacionales, pero no existe una normativa que lo regule”, señala Madih.
Teóricamente, las tarifas deberían coordinarse con el Ministerio de Turismo y los actores del sector, pero en la práctica, los precios a menudo son mucho más altos. Esta falta de regulación genera diferencias marcadas entre temporada baja y alta.
Madih defiende que se implemente una política tarifaria acorde con el poder adquisitivo local. “El turismo no debe ser un privilegio, sino un derecho para todos los ciudadanos. Es hora de que el gobierno actúe para permitir a todas las familias marroquíes disfrutar de las vacaciones en su propio país.”
Vacaciones y ley de la oferta y la demanda
Las aerolíneas y navieras también son criticadas por incrementar sus tarifas durante el verano. “Llevamos años denunciando esta práctica”, añade Madih. “Pedimos a la RAM y al Ministerio de Transporte que establezcan cuotas de billetes a precio social, especialmente durante la operación Marhaba”, recuerda, citando el ejemplo de 2021 cuando una intervención real permitió una bajada temporal de tarifas.
También pidió al Consejo de la Competencia que investigue posibles acuerdos entre compañías, y abogó por un sistema permanente de regulación de precios para los marroquíes del extranjero.
Desde el sector turístico, sin embargo, se escudan en la ley de la oferta y la demanda. “Esta tendencia de preferir España no es nueva. El verdadero problema es la falta de una política turística eficaz. En temporada alta, la demanda sube y los precios también”, explica Amal Karioun, experta en turismo.
Otro profesional del sector, que prefirió mantenerse en el anonimato, declaró: “Marruecos no es más caro que otros países. El problema es el poder adquisitivo. Existe una oferta variada, pero la mayoría de los marroquíes viaja solo en julio y agosto, mientras que los europeos distribuyen sus vacaciones durante todo el año.”
Como solución, los expertos recomiendan planificar con antelación. Reservar hoteles o vuelos con solo 15 días de margen significa pagar precios muy elevados o quedarse sin opciones. “En los hoteles, reservar tarde significa elegir entre las habitaciones más caras… o no encontrar ninguna”, detalla.
También señaló que los turistas extranjeros suelen hacer sus reservas con varios meses de antelación, a veces hasta seis. “Esta costumbre debería adoptarse también en el mercado nacional. No es el pasaporte lo que determina el precio, sino la fecha de la reserva”, concluye.