- 17:20España se prepara para un aumento significativo de alquileres a medida que expiran contratos
- 16:45¿Está el mercado inmobiliario de España al borde de una burbuja?
- 16:15España amplía el acceso para perros de asistencia en espacios públicos
- 15:45Descubre los escapes más frescos del calor veraniego en Andalucía
- 11:34Barcelona Refuerza la Guardia Urbana en Verano para Combatir Carteristas y Botellones
- 10:50Marruecos asegura $50 millones de inversión de empresas catalanas
- 10:03Feijóo convoca una protesta masiva ante la mayor crisis política de Sánchez
- 08:50Los musulmanes en Francia piden boicot a la sacrificio de ovejas antes del Eid Al-Adha
- 07:50Glovo enfrenta escrutinio antimonopolio en el mercado de entrega de alimentos de Marruecos
Síguenos en Facebook
Descubriendo la Pionera Batalla de Egipto Antiguo Contra el Cáncer Cerebral
En un descubrimiento innovador que arroja luz sobre la destreza médica de la antigua civilización egipcia, los investigadores han encontrado evidencia convincente que sugiere que los médicos de la época llevaron a cabo procedimientos quirúrgicos invasivos para investigar y potencialmente tratar el cáncer cerebral. Este hallazgo notable, publicado en la prestigiosa revista Frontiers in Medicine, añade un capítulo cautivador a nuestra comprensión de cómo una de las civilizaciones más influyentes del mundo luchó contra esta formidable enfermedad.
La importancia de este descubrimiento no puede ser exagerada, ya que desafía las suposiciones arraigadas sobre las limitaciones de las prácticas médicas antiguas. Si bien los académicos han reconocido durante mucho tiempo la naturaleza avanzada de la medicina egipcia, con prácticas como el ajuste de huesos y el relleno dental siendo comunes, el grado en que los médicos se aventuraron en el ámbito de la oncología permaneció envuelto en misterio hasta ahora.
La clave de esta reveladora percepción radica en el examen meticuloso de dos cráneos antiguos, cada uno con miles de años de antigüedad, descubiertos originalmente en Egipto durante mediados del siglo XIX. Estos valiosos restos, actualmente parte de la colección de cráneos del Laboratorio Duckworth de la Universidad de Cambridge, han proporcionado conocimientos sin precedentes mediante la aplicación de tecnologías de vanguardia, incluido el análisis microscópico y la imagen de tomografía computarizada (TC).
Uno de los cráneos, etiquetado como 236 y que se cree perteneció a un hombre de entre 30 y 35 años, data del período entre 2687 a.C. y 2345 a.C. Su superficie presenta las cicatrices de una lesión grande, se cree que causada por tumores malignos, acompañada por aproximadamente 30 lesiones más pequeñas dispersas por su superficie. Notablemente, los investigadores descubrieron marcas de corte intrincadas alrededor de estas lesiones, potencialmente realizadas por instrumentos metálicos afilados, lo que sugiere un intento deliberado de investigar o tratar la condición.
El segundo cráneo, etiquetado como 270 y originario de la era entre 664 a.C. y 343 a.C., se cree que perteneció a una mujer mayor de 50 años. Si bien este cráneo también exhibe lesiones consistentes con tumores cancerosos, no hay signos visibles de intervención quirúrgica. Sin embargo, la presencia de fracturas curadas, probablemente resultado de un trauma severo infligido por un arma, ofrece un vislumbro tentador de la resistencia del individuo y el éxito potencial de los tratamientos médicos antiguos, aunque envueltos en misterio.
El propósito preciso de las incisiones observadas en el cráneo 236 sigue siendo un enigma intrigante. ¿Se hicieron estos cortes postmortem, indicando los esfuerzos de los médicos para realizar experimentos o una autopsia para profundizar su comprensión de esta enfermedad enigmática? ¿O fueron estas incisiones realizadas en un intento audaz de tratar a un paciente vivo, un logro que marcaría la primera intervención quirúrgica conocida para el cáncer en el antiguo Egipto?
Si bien la ausencia de la historia médica del individuo impide conclusiones definitivas, los investigadores, liderados por Edgard Camaros, un paleopatólogo de la Universidad de Santiago de Compostela en España, y sus colegas Tatiana Tondini de la Universidad de Tübingen en Alemania y Albert Isidro del Hospital Universitario Sagrat Cor en España, están unánimes en su evaluación: los médicos egipcios antiguos estaban activamente comprometidos en y tratando de comprender la naturaleza de lo que ahora reconocemos como cáncer.
Este descubrimiento innovador desafía la creencia arraigada de que el cáncer era una ocurrencia rara en la antigüedad, disipando la noción de que la enfermedad es un mal moderno atribuible únicamente a factores contemporáneos como la contaminación, el estilo de vida y la dieta. Como lo articula elocuentemente Camaros, "El cáncer no es una enfermedad moderna, aunque el estilo de vida y el envejecimiento son factores importantes que aumentan su incidencia. El cáncer es tan antiguo como el tiempo y está vinculado a la vida multicelular, y por lo tanto, los seres humanos sufrieron de condiciones oncológicas desde el principio. Es importante pensar que el cáncer fue una enfermedad mucho más prevalente de lo que se pensaba anteriormente."
De hecho, textos médicos antiguos egipcios, como el renombrado Papiro de Edwin Smith, que data de hace 3,600 años, aluden a una "enfermedad grave no tratable" que los académicos interpretan ampliamente como una referencia al cáncer. Este texto seminal revela que los médicos egipcios antiguos eran expertos en diagnosticar la enfermedad mediante la observación y clasificación de tumores según sus características, como la presencia de pus, enrojecimiento o su naturaleza "caliente" o "fría".
Además, el Papiro de Edwin Smith arroja luz sobre los enfoques de tratamiento empleados por estos médicos pioneros, incluida la cauterización, la quema de tumores indeseables, y la aplicación de hierbas terapéuticas como medio de alivio a través del vendaje.
Mientras nos maravillamos de este descubrimiento notable, se nos recuerda el espíritu indomable de la curiosidad humana y la búsqueda implacable del conocimiento que trasciende milenios. La disposición de los antiguos egipcios a enfrentarse a uno de los adversarios más formidables de la humanidad, el cáncer, con una combinación de observación, experimentación e intervención quirúrgica, habla mucho sobre su dedicación a entender y aliviar el sufrimiento de sus semejantes.
Este avance no solo enriquece nuestra apreciación de los logros médicos del antiguo Egipto, sino que también sirve como un recordatorio conmovedor de que la batalla contra el cáncer se ha librado durante siglos, con cada generación construyendo sobre el conocimiento y la resistencia de quienes vinieron antes. A medida que continuamos avanzando en nuestra búsqueda moderna por conquistar esta enfermedad, saquemos inspiración del espíritu indomable de nuestros antepasados antiguos, cuya determinación inquebrantable allanó el camino para los avances notables que presenciamos hoy en día.
Comentarios (0)