-
16:50
-
16:20
-
13:20
-
12:20
-
11:50
Síguenos en Facebook
El poder duradero de Marruecos: adaptándose al siglo XXI
Marruecos no es una potencia nostálgica que añora antiguas glorias, sino una fuerza latente que se prepara para resurgir. La verdadera pregunta no es si Marruecos puede recuperar su influencia, sino cómo se adaptará al cambiante panorama del siglo XXI mientras refuerza sus cimientos.
Redefiniendo el poder: Lecciones de la historia
El poder a menudo se malinterpreta, reduciéndose a la fuerza militar, los avances tecnológicos o las alianzas estratégicas. Sin embargo, el verdadero poder radica en la cohesión interna, la estabilidad y la capacidad de marcar el ritmo para otros. Ibn Jaldún, el historiador del siglo XIV, señaló que la resistencia de un estado depende del vínculo de confianza entre sus gobernantes y sus ciudadanos. En Marruecos, este vínculo se ha simbolizado históricamente en la Bay‘a, un pacto que une a la monarquía con su pueblo, garantizando continuidad y resiliencia frente a los desafíos.
La Revolución Industrial cambió las dinámicas del poder, destacando la importancia de la innovación, las redes y la capacidad de anticiparse a los cambios globales. Marruecos, con su enfoque metódico y deliberado, refleja esta evolución.
La resiliencia histórica de Marruecos
A diferencia de muchas naciones, Marruecos ha mantenido su soberanía y continuidad institucional durante siglos. Resistió la absorción por el Imperio Otomano, sobrevivió la colonización y evitó la fragmentación. Anclado en una monarquía de 12 siglos de antigüedad, un territorio unificado y una administración en constante evolución, Marruecos representa una "civilización estatal".
En las últimas décadas, Marruecos ha construido metódicamente los pilares de un estado estratégico. Desde la expansión de iniciativas de energía renovable y la modernización de infraestructuras hasta el fortalecimiento de su presencia diplomática y el fomento de la independencia industrial, el enfoque de Marruecos ha sido lento pero intencionado. Esta estrategia refleja resistencia sobre espectáculo, avanzando como un corredor de maratón en lugar de un velocista.
Paralelos globales: Aprendiendo de otros
La trayectoria de Marruecos refleja los caminos de otras potencias duraderas. España, tras recuperarse de la guerra civil y el aislamiento franquista, se redefinió como un puente entre Europa, América Latina y el norte de África. Turquía aprovechó su fuerza militar-industrial y su diplomacia asertiva para asegurar influencia regional. De manera similar, Irán ha mantenido su capacidad estratégica a pesar de sanciones y conflictos. Estos ejemplos demuestran que las naciones con visión, cohesión y resistencia pueden mantener o recuperar su influencia.
Desafíos de la modernidad: Preservando la identidad
La mayor amenaza para el futuro de Marruecos no radica en invasiones extranjeras, sino en la erosión interna. La globalización ha intensificado el riesgo de dilución cultural e ideológica. La excesiva dependencia de modelos importados, sin adaptación, puede debilitar los fundamentos históricos y culturales únicos de una nación. Las potencias exitosas, como Corea del Sur, Singapur y la Alemania moderna, progresaron construyendo sobre sus propias fortalezas en lugar de imitar a otros.
Para Marruecos, el desafío radica en equilibrar la modernización con sus raíces históricas. Evitar la dependencia de sistemas externos mientras se abordan las brechas tecnológicas, las limitaciones industriales y las desigualdades sociales será crucial. La geografía única de Marruecos, su diplomacia experimentada y sus instituciones resilientes pueden servir como pilares para una visión estratégica renovada.
Una visión para el futuro
Para reclamar su lugar legítimo, Marruecos debe adoptar una visión estructurada y audaz de poder. Esto incluye fomentar un liderazgo realista y arraigado, invertir en la autosuficiencia y cultivar una sociedad enfocada en la productividad en lugar de buscar validación externa. Al reanudar su historia interrumpida y abordar con claridad sus debilidades, Marruecos tiene el potencial de emerger como una fuerza formidable en el siglo XXI.