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Partidarios de Bolsonaro protestan contra medidas de Washington
Decenas de miles de brasileños salieron a las calles el domingo en ciudades como São Paulo, Río de Janeiro y Brasilia en apoyo al expresidente Jair Bolsonaro, tras las recientes sanciones de Estados Unidos contra un juez de la Corte Suprema de Brasil y el anuncio de nuevos aranceles sobre exportaciones brasileñas.
Las manifestaciones surgieron después de que el Departamento del Tesoro de EE. UU. sancionara al juez Alexandre de Moraes, encargado del juicio contra Bolsonaro por su presunta participación en un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022 ante Luiz Inácio Lula da Silva. El exmandatario enfrenta restricciones judiciales como el uso de un brazalete electrónico y la prohibición de utilizar redes sociales.
Aunque Bolsonaro no asistió a las protestas, se difundió un video suyo viendo imágenes de las movilizaciones desde su casa. Sus simpatizantes, muchos vestidos de verde y amarillo, ondearon banderas brasileñas y estadounidenses, mientras coreaban consignas de apoyo. “Él no puede hablar, pero nosotros sí podemos hacerlo por él”, dijo el diputado Marco Feliciano desde la Avenida Paulista.
El senador Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente, celebró las sanciones contra el juez Moraes, asegurando que “la democracia más grande del mundo lo señaló como violador de derechos humanos”.
El expresidente estadounidense Donald Trump también justificó los nuevos aranceles del 50% sobre productos brasileños como una respuesta a lo que denominó una “cacería de brujas” contra su aliado político.
Por su parte, Lula rechazó las medidas punitivas y defendió la soberanía económica del país. “Queremos negociar en igualdad de condiciones. Queremos respeto”, afirmó durante un acto del Partido de los Trabajadores en Brasilia.
Algunos manifestantes consideraron que las sanciones son una forma legítima de presión para aprobar una ley de amnistía para Bolsonaro. “Es un mal necesario”, dijo Paulo Roberto, empresario de 46 años.
Otros, como Maristela dos Santos, profesora de 62 años, restaron importancia al posible impacto económico. “Lo que me preocuparía es que Brasil termine como Venezuela”, expresó, temiendo una deriva hacia la escasez y la crisis.