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En respuesta a las crecientes amenazas de represalias por parte de Irán y Hezbollah, Estados Unidos ha aumentado su presencia militar en Oriente Medio. El despliegue del USS Georgia, un submarino de misiles guiados, y la llegada acelerada del grupo de ataque del portaaviones USS Abraham Lincoln subrayan el estado de alerta elevado.
Este movimiento estratégico sigue a las conversaciones entre el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, y el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant. Israel enfrenta posibles represalias por los recientes asesinatos selectivos de altos dirigentes de Hezbollah y Hamas, ambos apoyados por Irán.
El asesinato de Ismail Haniyeh, líder político de Hamas, en Teherán el 31 de julio ha desatado acusaciones iraníes contra Israel, a pesar de que no ha habido una reclamación oficial de responsabilidad. Irán ha prometido represalias por la muerte de Haniyeh. Poco después, Fuad Shukr, un alto comandante militar de Hezbollah, fue asesinado en un ataque israelí en Beirut, lo que ha incrementado aún más las tensiones.
El anuncio del Pentágono el domingo reafirmó el compromiso de Estados Unidos de defender a Israel y disuadir la agresión por parte de Irán y Hezbollah. El USS Georgia, que ya opera en el Mediterráneo, refleja la posición estratégica de EE. UU., según informó Al Jazeera.
En medio de estos acontecimientos, el conflicto en curso de Israel en Gaza se ha intensificado, lo que ha generado llamados internacionales a un alto el fuego. Un ataque aéreo israelí contra una escuela en la ciudad de Gaza, que según se afirma era utilizada por combatientes de Hamas, resultó en casi 100 víctimas palestinas. Al mismo tiempo, Israel enfrenta continuos ataques con cohetes desde Líbano, con 30 cohetes lanzados hacia el norte de Israel durante la noche del lunes, lo que provocó represalias israelíes.
La situación sigue siendo volátil, con el potencial de una mayor escalada que plantea riesgos significativos para la estabilidad regional.
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