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La pieza que faltaba en La Casa Blanca
Después de que Teddy Roosevelt construyera el Ala Oeste a comienzos del siglo XX, el expresidente Donald Trump consideró añadir una nueva característica a la Casa Blanca: un gran salón de baile. Lo describió como “la pieza que le falta a la casa”, insinuando que dicha ampliación completaría la residencia presidencial tanto en lo estético como en lo funcional.
Según fuentes cercanas a la idea, Trump imaginaba un espacio lujoso destinado a ceremonias oficiales, recepciones diplomáticas y eventos sociales de alto nivel. La propuesta reflejaba su conocido gusto por la ostentación y su deseo de dejar una huella arquitectónica duradera en uno de los edificios más emblemáticos de Estados Unidos.
Aunque el proyecto nunca se concretó, despertó curiosidad pública y debate sobre la modernización frente a la preservación de los monumentos históricos. Los historiadores recordaron que cada ampliación importante de la Casa Blanca —desde el Ala Oeste de Roosevelt hasta la reconstrucción de Truman— ha reflejado la personalidad y las prioridades del presidente en turno.
De haberse realizado, el salón de baile de Trump habría pasado a formar parte de esa larga tradición arquitectónica que combina historia con ambición personal.