Irán Intensifica la Represión Interna Aprovechando el Conflicto con Israel

En medio de la escalada de tensiones con Israel, el gobierno iraní ha intensificado su represión interna bajo el argumento de proteger la seguridad nacional. Un día después del inicio de la operación militar israelí “Rising Lion”, que lanzó misiles contra territorio iraní, las autoridades de Teherán detuvieron a 16 personas por “difundir rumores” en redes sociales. Estas detenciones marcaron el comienzo de una ofensiva represiva más amplia.

Desde el inicio del conflicto, más de 223 personas han sido detenidas, según datos recopilados por organizaciones de derechos humanos. Sin embargo, algunas ONG, como la noruega Hengaw, afirman que la cifra supera los 500 arrestos en 27 de las 30 provincias iraníes.

Las fuerzas de seguridad, especialmente las unidades paramilitares Basij de la Guardia Revolucionaria, se han desplegado masivamente por todo el país. Las detenciones suelen realizarse sin pruebas claras, basándose en comportamientos considerados sospechosos, como acercarse a bases militares o provocar incendios.

El régimen iraní sostiene que muchos de los detenidos tienen vínculos con el Mossad, la agencia de inteligencia israelí. Estas acusaciones han derivado en juicios rápidos y ejecuciones. Desde el inicio de los ataques israelíes, se ha ejecutado a tres prisioneros acusados de espionaje. El más reciente, Mohammad Amin Mahdavi-Shayesteh, fue ahorcado al amanecer por presunta cooperación con Israel. La semana anterior fueron ejecutados Majid Mosayebi e Ismail Fakri por cargos similares.

El jefe del Poder Judicial iraní, Gholam-Hossein Mohseni-Ejei, pidió acelerar los procesos judiciales de los presuntos colaboradores con Israel, asegurando que no habrá indulgencia si se demuestra su culpabilidad.

Estas acciones no son completamente infundadas, ya que agentes israelíes lograron infiltrarse en los altos mandos del régimen iraní antes de los ataques del 13 de junio. Fuentes de seguridad informaron que Israel pasó años rastreando a figuras clave del ámbito militar y nuclear de Irán. También se reveló la existencia de una base clandestina de drones en suelo iraní, construida con ayuda de opositores locales reclutados por el Mossad.

Esta infiltración ha alimentado una fuerte paranoia dentro del liderazgo iraní, según expertos como Jonathan Piron, del centro de investigación Etopia en Bruselas. Esa misma paranoia se ha convertido ahora en excusa para aumentar la represión.

Incluso antes del conflicto, Irán anunciaba frecuentemente la detención y ejecución de supuestos espías. La guerra ha servido como telón de fondo para acelerar estas medidas. Además de las detenciones en la calle, las autoridades han intensificado la represión en internet. Más de 200 personas han sido arrestadas por actividades sospechosas en línea, y los cortes de internet se han vuelto frecuentes. Aunque el gobierno los atribuye a la defensa contra ciberataques israelíes, también cumplen el propósito de obstaculizar la comunicación interna.

Organizaciones como Iran Human Rights y Amnistía Internacional han alertado sobre arrestos arbitrarios, torturas, juicios sin garantías y el uso sistemático de la pena de muerte como herramienta de control. En 2024, al menos 975 personas fueron ejecutadas en Irán, la cifra más alta registrada desde 2008.

Pese a todo, no ha surgido una resistencia interna significativa. Las protestas públicas han cesado desde que comenzaron los ataques. Aunque figuras como la Nobel de la Paz Narges Mohammadi y algunos movimientos estudiantiles han intentado alzar la voz, sus esfuerzos no han tenido un gran impacto.

Por ahora, los iraníes parecen más preocupados por su seguridad que por manifestarse. El régimen aprovecha este momento para afianzar su poder, temiendo que cualquier protesta futura pueda poner en riesgo su estabilidad. Como señala Piron, esta demostración de fuerza busca sofocar cualquier intento de disidencia antes de que pueda crecer.