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España impulsa la candidatura de la música jota y las alfombras florales ante la UNESCO
España refuerza su compromiso con la preservación y promoción de su rico patrimonio cultural inmaterial, con una candidatura nacional para incluir la música tradicional de la jota y las alfombras florales ornamentales en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2026. La iniciativa refleja un esfuerzo más amplio por salvaguardar costumbres centenarias que continúan definiendo la identidad cultural y el tejido social del país.
Un registro creciente de patrimonio vivo
Según la definición de la UNESCO, el patrimonio cultural inmaterial abarca tradiciones orales, artes escénicas, rituales, celebraciones y artesanías transmitidas de generación en generación. España ya cuenta con 26 tradiciones reconocidas en su registro nacional, lo que demuestra la vitalidad de su vínculo con las raíces culturales.
Firmas culturales que definen a España
Entre las prácticas más emblemáticas destacan varias por su arte y su espíritu comunitario.
La cultura sidrera asturiana, añadida en 2024, celebra mucho más que la producción de sidra; rinde homenaje a los manzanos de Asturias, a los tradicionales chigres y al característico ritual de escanciar la bebida desde lo alto para airearla antes de servirla.
El festival de Los Caballos del Vino en Caravaca de la Cruz (Murcia), reconocido en 2020, presenta caballos ricamente decorados desfilando por las calles durante las fiestas de mayo.
Las Tamboradas, inscritas en 2018, reúnen desfiles de tambores que duran 24 horas, donde los participantes, vestidos con trajes históricos, rememoran episodios de las guerras napoleónicas, como ocurre en las celebraciones de enero en San Sebastián.
Las Fallas de Valencia, inscritas en 2016, convierten la ciudad cada marzo en una galería al aire libre de esculturas monumentales de cartón piedra que culminan en impresionantes espectáculos de fuego y celebraciones colectivas de arte y sátira.
Los Castells, o torres humanas, originarios de Cataluña e inscritos en 2010, simbolizan trabajo en equipo y resistencia, mientras los castellers construyen torres humanas durante las fiestas locales.
El patrimonio como expresión viva
Para el público general y los amantes de la cultura, el patrimonio inmaterial de España no es una simple preservación del pasado, sino una expresión dinámica de identidad, comunidad y creatividad. Estas tradiciones vivas conectan generaciones, fusionando antiguos rituales con sensibilidades contemporáneas, y muestran la diversidad que caracteriza a las regiones españolas.
El reconocimiento de estas prácticas impulsa el turismo cultural y las economías locales, a la vez que refuerza los lazos comunitarios. Desde festivales de fuego hasta torres humanas, estas expresiones representan esfuerzo colectivo, arte y memoria compartida.
Mirando hacia 2026
Con las nuevas candidaturas de la música jota y las alfombras florales, la atención se centra ahora en cómo serán recibidas por la UNESCO. Más allá del reconocimiento, el reto consiste en equilibrar la preservación y la modernización, garantizando que los cambios sociales, la urbanización y el relevo generacional no erosionen la autenticidad de estas tradiciones.
El registro español de tradiciones vivas, desde las esculturas ardientes de Las Fallas hasta las torres humanas de los Castells, revela una nación que teje continuamente su pasado con su presente. Con cada inscripción, España reafirma que su patrimonio cultural no es una reliquia, sino una expresión viva y evolutiva de la humanidad compartida.