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El auge del fútbol femenino en Marruecos redefine el panorama africano
El fútbol femenino marroquí ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, consolidándose como uno de los sistemas más estructurados y mejor financiados de África. Esta transformación se remonta a la reforma de 2020 impulsada por la Federación Real Marroquí de Fútbol, cuyo objetivo era profesionalizar el fútbol femenino mediante contratos formales, financiación directa y programas de desarrollo juvenil.
Cinco años después, los resultados son claros. La liga nacional está unificada, los salarios estandarizados y las jugadoras cuentan con contratos profesionales. La selección marroquí se ha convertido en una potencia continental, alcanzando los octavos de final en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023, siendo finalista en dos ediciones de la Copa Africana de Naciones Femenina (WAFCON), y ganando la primera Copa Africana de Naciones de Futsal Femenino en 2025.
Un modelo para el fútbol femenino africano
Khadija Illa, presidenta de la Liga Nacional de Fútbol Femenino y jefa de la comisión femenina de la Unión Norteafricana de Fútbol, calificó el campeonato femenino marroquí como “un verdadero modelo” de desarrollo del fútbol en todos los niveles. Bajo su dirección, la liga ha profesionalizado su estructura, garantizado competiciones regulares y establecido licencias para los clubes.
Marruecos se distingue en un continente donde muchas federaciones enfrentan dificultades presupuestarias y falta de continuidad. En Nigeria, la liga femenina carece de contratos profesionales completos; en Sudáfrica, la liga sigue siendo semiprofesional; y en países como Ghana, Camerún, Túnez y Egipto, los problemas financieros o estructurales persisten. Un informe de la CAF de 2024 reveló que menos de la mitad de las federaciones africanas financian directamente a las jugadoras o cubren los costos de transporte, ámbitos en los que Marruecos ofrece apoyo total.
De la reforma al éxito profesional
El “contrato de objetivos” de 2020, firmado entre la Federación Real Marroquí de Fútbol, la Liga Nacional Femenina y las ligas regionales, marcó un punto de inflexión histórico. Introdujo salarios regulares, transporte para los clubes y programas de formación para entrenadoras y jugadoras jóvenes. Los fondos destinados aumentaron a 210 millones de céntimos para los clubes y 10 millones para las ligas regionales, con la meta de formar a 1.000 entrenadores y alcanzar 90.000 jugadoras inscritas en 2024.
Los resultados llegaron pronto: el ASFAR ganó la Liga de Campeones Femenina de la CAF, el Sportif Casa fue subcampeón y luego alcanzó el tercer puesto. Los salarios aumentaron de 3.500–5.000 a 5.000 dirhams mensuales, y el personal técnico obtuvo mejores condiciones laborales.
Khadija Illa destacó que estos logros reflejan la madurez de las instituciones deportivas marroquíes, produciendo resultados constantes en competiciones nacionales e internacionales.
Estabilidad financiera y reformas estructurales
El entrenador del Raja Women’s Club, Mehdi Azwar, subrayó que la estabilidad financiera ha sido decisiva. “Antes los salarios se retrasaban, pero bajo el liderazgo de Lekjaa, ahora llegan puntualmente, lo que permite a las jugadoras concentrarse plenamente en su trabajo”, comentó.
La liga también ha sido reestructurada, reduciendo la primera división a 12 equipos y fusionando la segunda en un grupo nacional. Además, se creó una división amateur y se lanzaron competiciones nacionales de futsal, sub-16 y sub-19, alineando el desarrollo con la profesionalización.
Desarrollo juvenil y desafíos pendientes
Las reformas han comenzado a atraer talento local e internacional. “Jugadoras extranjeras vienen a Marruecos y las marroquíes están logrando contratos en Europa y el Golfo”, señaló el entrenador Fayçal el Karkouri. Sin embargo, el desarrollo juvenil sigue siendo un desafío. Reclamó que las niñas sean admitidas en la Academia de Fútbol Mohammed VI y que se coordine su trabajo con el centro de entrenamiento de Maâmoura.
Explicó que las limitadas competiciones de base y el inicio tardío del fútbol femenino (desde los 16 años frente a los 11 en el masculino) frenan el progreso. La escasez de árbitras y la ausencia del VAR también obstaculizan el avance.
Pese a estos retos, la inversión constante de la Federación Real Marroquí continúa fijando nuevos estándares, ofreciendo un modelo exportable para otras federaciones africanas. El compromiso del país con la igualdad y la profesionalización deportiva marca una nueva era para el fútbol femenino en África, con Marruecos a la cabeza.