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La amenaza de aranceles del 50 por ciento de Trump intensifica las tensiones comerciales entre EE. UU. y la UE
La Unión Europea ha respondido con firmeza a la amenaza del expresidente Donald Trump de imponer un arancel del 50 % a todas las importaciones europeas, subrayando que el comercio transatlántico debe basarse en el respeto mutuo y no en amenazas. Trump publicó en su red Truth Social que las negociaciones con Bruselas estaban estancadas y advirtió que aplicaría este arancel generalizado a partir del 1 de junio. Esta postura agrava aún más las ya tensas relaciones entre ambos bloques.
La UE, con cerca de 450 millones de habitantes, es el mayor bloque comercial del mundo y uno de los principales socios económicos de Estados Unidos. Solo en 2024, exportó productos al mercado estadounidense por más de 600.000 millones de dólares, mientras que importó cerca de 370.000 millones.
El nuevo anuncio de Trump retoma una iniciativa similar del 2 de abril, cuando propuso un arancel del 39 %, que más tarde retiró, antes de endurecer su postura con esta nueva amenaza. Stephen Moore, exasesor económico de Trump, declaró a la BBC que el expresidente está frustrado por la falta de avances en un acuerdo comercial, calificando el arancel del 50 % como una advertencia clara.
El comisario europeo de Comercio, Maroš Šefčovič, reiteró que las relaciones comerciales entre la UE y EE.UU. deben regirse por el respeto mutuo. Tras conversar con representantes estadounidenses, reafirmó su intención de lograr un acuerdo beneficioso para ambas partes.
Pese a la disposición al diálogo, las tensiones se han intensificado ante el regreso de un tono combativo por parte de Trump, quien ya durante su primer mandato acusó a la UE de perjudicar deliberadamente a Estados Unidos. En 2018, afirmó que “nadie trata peor a Estados Unidos que la Unión Europea” y repitió este año que la UE fue creada “para perjudicar” a su país.
Miembros del círculo cercano de Trump han reforzado estas ideas. El vicepresidente J.D. Vance criticó en febrero a los líderes europeos durante una conferencia de seguridad en Múnich, acusándolos de alejarse de los valores compartidos con Estados Unidos. Elon Musk, figura influyente y exasesor de Trump, apoyó públicamente al partido ultraderechista alemán AfD, que aboga por la salida de Alemania de la UE.
La financiación de la seguridad también ha sido motivo de fricción. Vance se ha opuesto repetidamente al envío de ayuda militar a Ucrania y llegó a declarar que no le importaba el destino del conflicto. Un mensaje filtrado reveló que también se opuso inicialmente a ataques estadounidenses en Yemen por considerar que sería “sacar a Europa de un apuro”. El secretario de Defensa Pete Hegseth compartió esa opinión, acusando a Europa de depender en exceso de la defensa estadounidense.
Aunque Šefčovič mantiene un enfoque conciliador, la UE se prepara para responder con firmeza. Este mes anunció más de 100.000 millones de dólares en posibles aranceles de represalia, declarando que prefiere negociar, pero no a cualquier precio.
Europa también refuerza su defensa, como lo demuestra el reciente despliegue de una brigada militar alemana fuera de sus fronteras, algo inédito desde la Segunda Guerra Mundial, en previsión de una posible retirada del respaldo estadounidense.
En medio de este escenario cambiante, el Reino Unido, que abandonó la UE en 2016, ha logrado acuerdos comerciales con Bruselas y Washington. Trump aceptó mantener los aranceles británicos en el 10 %, lo que obliga a Londres a equilibrar su “relación especial” con EE.UU. y su cercanía económica con Europa.
Sin embargo, el aumento de las tensiones podría arrastrar incluso a los aliados más cercanos. La UE, como potencia geopolítica, difícilmente aceptará pasivamente unos aranceles tan severos sin adoptar represalias propias.
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