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Los aranceles de Trump y el frágil futuro del poder de EE. UU.
La crisis de Suez de 1956 sigue siendo un ejemplo emblemático de cómo las potencias pueden cometer errores estratégicos que reducen su influencia global. La invasión de Egipto por parte del Reino Unido, Francia e Israel fue agravada por la errónea suposición de que Estados Unidos respaldaría la acción. En lugar de ello, EE. UU. utilizó su poder financiero para presionar al Reino Unido a retirarse, provocando una humillante derrota diplomática y un debilitamiento permanente de su reputación.
Actualmente, se están trazando paralelismos entre esa crisis y la política arancelaria del expresidente Donald Trump, que muchos expertos consideran una forma de auto-sabotaje para la hegemonía estadounidense. Al igual que Suez, las decisiones comerciales de Trump son vistas como errores estratégicos en la gestión del ascenso de China.
El retorno de Trump a la Casa Blanca ha intensificado el debate sobre el supuesto declive de EE. UU. A diferencia de las explicaciones centradas exclusivamente en China, la visión de Trump rompe con los modelos económicos tradicionales. Su gobierno cree que es necesario reestructurar el comercio global y la economía interna para competir con el poder manufacturero chino.
No obstante, quienes dudan del verdadero alcance del poder estadounidense ven los aranceles como una receta para el empobrecimiento de EE. UU., sus aliados y las economías en desarrollo. La idea de que se puede forzar a otros países a reducir importaciones chinas mientras aumentan las compras de productos estadounidenses parece irreal y basada en una visión exagerada del poder de EE. UU.
Estos aranceles podrían acelerar el reequilibrio del poder económico global, acercando a países de Asia y Europa a China. Así como Suez evidenció la pérdida de poder británico, la situación actual podría poner en duda la fortaleza del dólar. Aunque ha sido la principal moneda de reserva mundial desde la Segunda Guerra Mundial, las recientes políticas proteccionistas han provocado caídas en los mercados bursátiles, una baja en los bonos del Tesoro y creciente incertidumbre en torno a la economía estadounidense.
Si bien el dólar ha resistido crisis anteriores—como la pandemia de COVID-19—su futuro depende de la confianza global. Una pérdida de fe en el sistema financiero estadounidense podría acelerar el cambio hacia un sistema monetario global fragmentado, en el que monedas como el euro ganen protagonismo.
Algunos analistas van más allá y advierten sobre una posible crisis repentina del dólar. Dado su papel central en los mercados financieros, un colapso de confianza tendría consecuencias devastadoras no solo para EE. UU., sino para toda la economía global. En comparación, la crisis de Suez parecería un episodio menor.
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