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La postura controvertida de Rima Hassan sobre Marruecos: ¿una maniobra política o una defensa genuina?
Rima Hassan, miembro del Parlamento Europeo por La France Insoumise, ha ganado reconocimiento como una ferviente defensora de los derechos humanos. Sin embargo, bajo esta fachada de activista se esconde una narrativa que parece estar sesgada selectivamente y cada vez más hostil hacia ciertos países, especialmente Marruecos.
Actualmente bajo investigación en Francia por tuits de apoyo a Palestina, Hassan se presenta como víctima de un "sistema represivo". No obstante, esta narrativa de mártir oculta una realidad más preocupante: una política que aparentemente explota causas genuinas para promover agendas ideológicas peligrosas, al tiempo que lanza ataques vehementes contra el Reino de Marruecos.
Los observadores en Marruecos están particularmente alarmados no tanto por el apoyo de Hassan a la causa palestina, sino por su persistente interferencia en los asuntos internos del país, ignorando los principios de soberanía y no intervención.
Durante su campaña electoral de 2024, se asoció abiertamente con mercenarios pro-Polisario, refiriéndose a ellos como "luchadores por la autodeterminación". Aún más preocupante fue su llamada pública a Marruecos para romper relaciones diplomáticas con Israel, afirmando que "la normalización es una traición", como si hablara en nombre de toda la población marroquí.
Tales declaraciones han suscitado una amplia condena en Marruecos, destacando una actitud arrogante y paternalista. Una parlamentaria europea que presume dictar la dirección diplomática de un país soberano carece tanto de mandato como de legitimidad.
Hassan se presenta como una defensora inflexible de los derechos humanos. Sin embargo, su activismo parece selectivo, ya que convenientemente omite cualquier mención de las violaciones que ocurren en los campos de Tinduf, controlados por el Polisario, donde miles de personas viven en condiciones deplorables durante décadas.
Este silencio conspicuo dice mucho. Para Hassan, los derechos humanos parecen perder su universalidad cuando contradicen sus alianzas ideológicas con círculos cercanos al régimen argelino o al frente separatista.
En enero de 2025, Hassan habría realizado una visita no oficial a un pueblo marroquí, participando en actividades benéficas con niños. Esta iniciativa, no comunicada a través de canales diplomáticos, desató una fuerte reacción, ya que muchos la vieron no como un mero gesto humanitario, sino como un movimiento estratégico para mejorar su imagen como activista benevolente, mientras mantiene su retórica hostil contra Marruecos en el escenario internacional.
Apoyar a Palestina nunca debería ser criminalizado. Sin embargo, utilizar esta causa para lanzar ataques políticos dirigidos contra otros estados no solo es deshonesto, sino peligroso. Hassan no se limita a criticar a Marruecos; lo retrata sistemáticamente como un adversario, manipulando causas humanitarias para socavar su soberanía y elecciones diplomáticas, mientras impone una interpretación ideológica muy sesgada de la realidad.
Frente a este tipo de activismo variable, es crucial que las democracias se mantengan alerta. Porque detrás de los grandes discursos sobre la justicia a menudo se esconden ambiciones políticas turbias y campañas de influencia bien orquestadas.
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