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Navegando el Ramadán: el equilibrio entre la tradición y la salud en los hábitos alimenticios marroquíes
El mes sagrado del Ramadán, un tiempo de reflexión espiritual y renovación, también conlleva cambios significativos en los hábitos alimenticios entre los musulmanes de todo el mundo. A medida que Marruecos entra en su segunda semana de ayuno, el impacto de estas tradiciones en la salud y el bienestar se hace cada vez más evidente.
En Marruecos, el bullicio de la vida diaria se adapta para acomodar el horario de ayuno. Los negocios, bancos y escuelas ajustan sus horas, mientras que los supermercados y los mercados locales (souks) zumban con compradores que se preparan para el iftar—la comida que rompe el ayuno al atardecer. Los hogares se han estado preparando durante semanas, abasteciéndose de especias, harina y otros elementos esenciales. La preparación del iftar y del suhoor, la comida antes del amanecer, a menudo se convierte en un asunto familiar.
A pesar del significado espiritual, informes recientes indican un aumento asombroso en el consumo de alimentos durante el Ramadán, con estimaciones que sugieren un incremento del 40 al 50 por ciento. Este aumento se atribuye a las compras impulsivas y a un énfasis en preparaciones de comidas elaboradas, como señala la Federación Marroquí de Derechos del Consumidor.
El corazón de la tradición: mesas de iftar
Las mesas de iftar son una piedra angular de la cultura marroquí, cargadas de una variedad de platos ricos y elaborados. Diseñadas para el disfrute comunitario, estas mesas reflejan la tradición profundamente arraigada de compartir una comida después de un día de ayuno. Sin embargo, esta fijación cultural a menudo conduce a un desperdicio significativo de alimentos. Durante el Ramadán, se desechan toneladas de comida diariamente, contradiciendo el énfasis del mes en la moderación y la gratitud.
Además, la presión por mantener tradiciones de iftar lujosas agobia los presupuestos familiares, especialmente ante el aumento de los precios de los alimentos básicos como cebollas y tomates. Con la demanda en aumento durante este período sagrado, muchas familias se ven obligadas a lidiar con costos de supermercado inflacionarios, lo que dificulta cada vez más que los hogares de bajos ingresos puedan permitirse necesidades básicas.
Para algunas, especialmente las mujeres, el Ramadán se convierte en una temporada de estrés y agotamiento. María, una ama de casa de 28 años de Rabat, expresa su frustración con las expectativas que rodean el iftar. “Me encuentro pasando la mayor parte del día en la cocina en lugar de concentrarme en la adoración,” se lamenta, compartiendo que gran parte de la comida que prepara termina en la basura.
En promedio, los marroquíes desperdician aproximadamente 91 kilogramos de alimentos cada año, una cifra que aumenta significativamente durante el Ramadán. Casi el 46 por ciento de las familias informa haber desechado alimentos valorados entre 60 y 500 dirhams, lo que destaca la desconexión entre las prácticas culturales y el consumo sostenible.
Perspectivas cambiantes sobre el iftar
A pesar de la presión por conformarse a las prácticas tradicionales, algunas personas optan por un enfoque más equilibrado hacia el iftar. Shaima Salmi, una funcionaria pública de 23 años, comparte su estrategia para mantener la salud durante el Ramadán. “Ahora elijo porciones más pequeñas que son más fáciles de preparar, asegurando que mi cuerpo reciba la nutrición que necesita,” explica.
El profesor de sociología Ahmed Drissi de la Universidad Abdelmalek Essaadi en Tetuán atribuye la evolución de las tradiciones de iftar a las influencias mediáticas y a los cambios económicos. Antes caracterizada por comidas simples, la experiencia del iftar se ha transformado en un evento lujoso, impulsado por el aumento de ingresos y las preferencias dietéticas cambiantes. Las redes sociales amplifican aún más esta tendencia, convirtiendo el iftar en un espectáculo visual que fomenta una competencia sutil entre las familias.
Riesgos para la salud de la sobreindulgencia
La tendencia de sobrecargar las mesas de iftar no solo plantea desafíos culturales y económicos, sino también riesgos significativos para la salud. El Dr. Faiçal Serrou, un médico general en Rabat, observa un aumento de problemas digestivos durante el Ramadán. Muchos hogares preparan platos altos en azúcar, grasas y carbohidratos refinados, lo que lleva a la sobrealimentación y a la incomodidad. Las quejas comunes incluyen acidez estomacal, reflujo ácido y distensión abdominal.
El Dr. Serrou aconseja evitar el consumo excesivo de alimentos fritos y dulces, abogando por un iftar más equilibrado que incluya verduras, frutas y granos enteros para promover una mejor salud y digestión.
La nutricionista Mariam Khaldi enfatiza la importancia de adoptar hábitos alimenticios más saludables durante el Ramadán. “La mesa de iftar marroquí a menudo prioriza la cantidad sobre la calidad, lo que puede llevar a porciones excesivas y un equilibrio nutricional deficiente,” advierte. Khaldi destaca la necesidad de control de porciones, hidratación y alimentación consciente para transformar el Ramadán en un período de bienestar espiritual y físico.
A medida que avanza el mes, el desafío sigue siendo: ¿cómo pueden las familias marroquíes honrar sus tradiciones mientras promueven prácticas alimenticias más saludables? Equilibrar las expectativas culturales con las consideraciones de salud puede ser la clave para una experiencia más gratificante durante el Ramadán.
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