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La Figura Polarizante de Tulsi Gabbard: Una Postura Controvertida en Política Exterior e Inteligencia
En 2018, un momento significativo tuvo lugar en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. Un disidente sirio conocido bajo el seudónimo de César, quien anteriormente había sacado de contrabando 55,000 fotografías que documentaban las brutales condiciones en los centros de detención sirios, estaba listo para testificar. Su testimonio buscaba arrojar luz sobre las atrocidades cometidas bajo el régimen de Bashar al-Assad durante la guerra civil siria. Sin embargo, la presencia de la congresista Tulsi Gabbard generó inquietudes entre el personal del comité, activistas y el propio César.
Gabbard había viajado a Damasco en 2017 para reunirse con Assad, una acción que muchos consideraron altamente controvertida. Surgieron preguntas: ¿podría su presencia poner en peligro a César, un testigo cuya vida ya estaba amenazada? Algunos temían que los contactos de Gabbard pudieran comprometer la seguridad del testimonio.
Aunque no hay evidencia de que Gabbard haya compartido información sensible, el episodio destaca su posición controvertida en los círculos de inteligencia y política exterior de Washington. Sus críticos, incluidos representantes de ambos partidos políticos en Estados Unidos, han expresado preocupaciones sobre su aparente cercanía con líderes autoritarios y su promoción de teorías de conspiración.
Una Figura Divisiva en Washington
Las posturas de Gabbard en política exterior han generado escrutinio. Como crítica vocal de las intervenciones estadounidenses en países como Siria y Ucrania, a menudo ha adoptado posiciones que la alinean con aliados poco tradicionales. Por ejemplo, describió el asesinato del general iraní Qassem Soleimani por parte de EE.UU. como un "acto de guerra ilegal e inconstitucional". Sin embargo, sus críticos argumentan que su enfoque socava las alianzas estadounidenses y genera dudas sobre su fiabilidad para salvaguardar la seguridad nacional.
Su nominación bajo la administración de Trump para el cargo de Directora de Inteligencia Nacional (DNI) intensificó estas preocupaciones. Los críticos señalaron su falta de experiencia en inteligencia y sus controvertidos contactos en el Medio Oriente, particularmente su reunión de 2017 con Assad, como posibles riesgos. Como DNI, Gabbard tendría acceso a materiales clasificados y la autoridad para moldear las relaciones de intercambio de inteligencia con aliados, una perspectiva que inquietó a muchos en la comunidad de inteligencia.
Teorías de Conspiración y Apoyo a Dictadores
Gabbard ha enfrentado críticas por promover teorías de conspiración infundadas, como su afirmación sobre laboratorios de bioseguridad financiados por EE.UU. en Ucrania durante la invasión rusa. Además, sus llamados a que Ucrania adopte la neutralidad en medio de la invasión desataron críticas de quienes abogan por una defensa robusta de la soberanía ucraniana.
Su apoyo a Assad también ha sido controvertido. Gabbard sugirió que los informes sobre ataques con armas químicas en Siria eran fabricados, una posición que difiere de las evaluaciones de múltiples organismos internacionales. Además, su respaldo a la colaboración con Rusia durante su intervención en Siria en 2015 ha generado dudas sobre sus prioridades geopolíticas.
Impacto en las Alianzas de Inteligencia de EE.UU.
La comunidad de inteligencia ha expresado preocupaciones sobre las posibles repercusiones del liderazgo de Gabbard en el intercambio internacional de inteligencia. Las alianzas como el grupo Five Eyes, que incluye a EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, dependen en gran medida de la confianza y la discreción. Cualquier percepción de partidismo o desalineación en las operaciones de inteligencia estadounidenses podría poner en peligro estas relaciones, llevando a los aliados a retener información sensible.
John Sipher, exsubdirector de la CIA, destacó el riesgo al señalar que los socios podrían dudar en compartir inteligencia crítica si temen que esta sea mal manejada.
Un Legado de Polarización
Tulsi Gabbard sigue siendo una figura polarizante en la política estadounidense. Mientras sus partidarios ven su postura anti-intervencionista como una crítica principista a la política exterior de EE.UU., sus detractores argumentan que sus acciones y retórica representan riesgos para la seguridad nacional y las alianzas internacionales. A medida que el Senado se prepara para evaluar su nominación, es probable que estas preocupaciones dominen la conversación, moldeando su legado como una voz única pero controvertida en la política estadounidense.
Su historia subraya el delicado equilibrio entre las perspectivas disidentes y la imperativa de confianza y estabilidad en los ámbitos de política exterior e inteligencia.
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