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Canadá acusa a ministro indio de dirigir campaña de intimidación contra separatistas sijs
En un importante acontecimiento diplomático, las autoridades canadienses han acusado al ministro del Interior de la India, Amit Shah, de orquestar una campaña dirigida contra separatistas sijs que residen en Canadá. Durante una sesión con el comité de seguridad nacional, el viceministro de Relaciones Exteriores, David Morrison, confirmó al Parlamento que el nombre de Shah estaba vinculado a estas acusaciones, las cuales fueron reportadas inicialmente por *The Washington Post*.
Morrison evitó revelar cómo Canadá obtuvo pruebas de la supuesta implicación de Shah. Esta acusación sigue a la declaración del primer ministro Justin Trudeau, quien indicó que existían pruebas creíbles que sugerían que agentes del gobierno indio estaban implicados en el asesinato de Hardeep Singh Nijjar, un destacado activista sij, en Columbia Británica el pasado junio. Las autoridades canadienses afirman que han compartido pruebas relevantes con sus homólogos indios, aunque los funcionarios indios han rechazado estas afirmaciones como infundadas y han exigido pruebas.
La situación se intensificó el 14 de octubre, cuando Canadá expulsó al alto comisionado indio y a otros cinco diplomáticos, señalándolos como personas de interés en diversos casos de intimidación y violencia relacionados con el movimiento para establecer un estado sij independiente conocido como Khalistán. Este no es un incidente aislado; Estados Unidos también ha acusado a funcionarios indios de planear asesinatos en el extranjero. Recientemente, el Departamento de Justicia de EE. UU. acusó a un empleado del gobierno indio de conspiración para asesinar a un líder separatista sij radicado en la ciudad de Nueva York.
Nathalie Drouin, asesora de seguridad nacional de Trudeau, informó al comité que Canadá tiene pruebas de que el gobierno indio recopiló inicialmente información sobre ciudadanos indios y canadienses a través de canales diplomáticos e intermediarios. Supuestamente, esta información fue transmitida a funcionarios en Nueva Delhi, quienes, se dice, colaboran con una red criminal liderada por Lawrence Bishnoi, actualmente encarcelado en India por diversos crímenes violentos.
Antes de acusar públicamente a diplomáticos indios de estar involucrados en actividades criminales, las autoridades canadienses intentaron interactuar con el gobierno indio para asegurar la rendición de cuentas. Drouin reveló que se llevaron a cabo conversaciones con Ajit Doval, asesor de seguridad nacional del primer ministro indio Narendra Modi, apenas dos días antes de la divulgación pública. Sin embargo, quedó claro que la cooperación de la India era improbable, especialmente en lo que respecta a las solicitudes de renunciar a la inmunidad diplomática para los implicados.
La Real Policía Montada de Canadá (RCMP) tomó la medida sin precedentes de revelar investigaciones en curso debido a las amenazas percibidas contra la seguridad pública. En represalia por las acciones de Canadá, la India expulsó a seis diplomáticos canadienses.
El asesinato de Nijjar, quien fue abatido tras salir de un templo sij en Surrey, Columbia Británica, sigue siendo un punto focal de esta crisis diplomática. Cuatro ciudadanos indios que residen en Canadá han sido acusados de su asesinato y están a la espera de juicio. A medida que aumentan las tensiones entre Canadá e India, ambas naciones enfrentan las implicaciones de estas serias acusaciones en sus relaciones bilaterales y en el panorama geopolítico global.
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